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Un joven atraca una tienda de chuches en Arteixo y gasta el botín en una casa de apuestas

Un joven atraca una tienda de chuches en Arteixo y gasta el botín en una casa de apuestas

Antes pidió un cuchillo en un bar para arreglar la moto, se lo llevó y lo usó para robar.

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Quería jugar y la jugada no le pudo salir peor. El miércoles de la semana pasada, un joven de 19 años despertó en Arteixo con ganas de probar suerte en una casa de apuestas deportivas y como no tenía un céntimo en el bolsillo ideó un atraco sobre la marcha. Sin planificación alguna -ni siquiera llevaba el arma de casa-, se presentó en una cafetería y se dirigió al camarero con cara de necesitar ayuda. Con exquisita educación, le explicó que tenía un serio problema con su moto y necesitaba un cuchillo para intentar arreglar la avería. Se lo prestaron. Y no uno cualquiera, sino uno de sierra y de grandes dimensiones. Al joven le gustó la herramienta y, antes de desaparecer, dijo que en unos minutos regresaría a devolverlo. No lo hizo.

Con el arma en sus manos, buscó un establecimiento cercano en el que no hubiese clientes. Lo encontró en una tienda de chuches, negocios que no suelen tener gran disposición de dinero. Entró con el cuchillo y, levantándolo hacia la propietaria, le exigió la entrega de todo el dinero que tuviera. La víctima se lo dio, al tiempo que le pedía que no le causara daño alguno.

El joven cogió el botín y huyó a la carrera. Sin mirar atrás, se dirigió entonces a una casa de apuestas deportivas, donde se introdujo. Ahí dentro gastó todo el dinero que había robado. No era su día de suerte. Al hecho de perderlo todo, a las puertas del negocio de apuestas deportivas le esperaba una patrulla de la Guardia Civil. No opuso resistencia alguna.

A prisión

Al día siguiente, el joven fue puesto a disposición judicial y, tras tomarle declaración, el juez lo envió a prisión comunicada y sin fianza como supuesto autor de un delito de robo con intimidación con uso de arma.

En los próximos días, los testigos pasarán por el juzgado para ir a una rueda de reconocimiento en la que estará el ahora encarcelado. El supuesto atracador entró en el bar con el rostro descubierto para pedir el cuchillo, pero se puso una braga que le cubría el rostro para cometer el atraco en la tienda de chuches, por lo que la dependienta no pudo verle la cara. Ya en la casa de juego, entró sin ese pasamontañas y allí estuvo durante bastante tiempo, probando suerte en las máquinas de apuestas deportivas, esas en las que se puede incluso apostar en directo en cualquier prueba que se esté disputando en el mundo. Desde carreras de galgos en Gran Bretaña, a partidas de críquet.

En el barrio donde sucedieron los hechos no se habla de otra cosa. No ya del atraco en sí, sino del motivo que llevó a atracador a amenazar con un cuchillo a un dependiente. No era para comer ni para estudios. Era para jugar. «Cosas como estas van a pasar muchas más veces. Ahora los jóvenes pasan el día en esos locales de apuestas y algo habrá que hacer», decía uno de los clientes del negocio asaltado.

Por el momento, el joven no quiso explicar las razones que le llevaron a hacer tal cosa. Tampoco confesó tener problema alguno de ludopatía. Su abogado, el penalista coruñés Diego Reboredo, espera que en unas semanas pueda salir libre a la espera de juicio. Podría ser condenado hasta con cinco años de cárcel.

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