Pasó 15 meses en la cárcel sin culpa alguna. No hizo nada malo. Su pecado fue fiarse de un hombre. Primero la enamoró, después la embaucó. La lió para que trajese de Costa Rica una hamaca que le entregaron dos amigos suyos. Llegó al aeropuerto de Barcelona y la Guardia Civil encontró casi tres kilos de cocaína en las varillas del regalo.
Ella juró y perjuró que no sabía nada de eso, que la habían engañado. De nada sirvió. Fue enviada a prisión sin fianza. Lloró hasta que se cansó. Hasta que fue juzgada. Su abogado, el penalista coruñés Diego Reboredo, convenció a la sala del engaño del que había sido víctima su cliente. El juez, al fin, la creyó, y la absolvió. Su ex novio, en cambio, pasará los próximos diez años en la cárcel. Pese a todo, no está feliz. Tiene miedo de las personas a las que delató.
Ya en libertad, dice: «Pasé «15 meses en la cárcel porque me engañaron como a una niña». Lo afirma alguien que pasó por todo eso cuando tenía 18 años. Lo sufrieron ella y su madre. «La pobre ha llorado tanto o más que yo», lamenta una joven que denuncia la presencia de otras chicas que, como ella, permanecen en prisión «porque fueron engañadas» igualmente.
En la prisión de mujeres de Barcelona y la de Teixeiro tuvo tiempo para rebobinar, recordar cómo cayó en un engaño «muy usado por las mafias, que es usar a gente inocente para traer droga a España sin tener la menor idea de lo que llevan en sus maletas».
La trama
Un joven de nacionalidad colombiana llamado Nilson Arroyo fue el eje del embuste. Le tendió dos trampas. Una para lograr enamorarla; y la otra para que trajese tres kilos de cocaína desde Costa Rica sin que ella sospechara lo más mínimo la mercancía que transportaba.
La farsa que llevó a esta joven al penal se remonta al 2007. Fue cuando se quedó prendada de Nilson, de 33 años y que, según la sentencia, urdió toda una treta para ganarse su cariño. Al poco tiempo, según la víctima, su novio organizó un viaje a Costa Rica. Cuando ambos estaban en el aeropuerto dispuestos a volar, el hombre recibió una llamada. «Tras colgar el móvil, me dijo que no podía subir al avión por un asunto de extrema gravedad. Me convenció para que viajara sola y que en dos días se reuniría conmigo en San José de Costa Rica», recuerda.
Pasaron 48 horas y su falso novio la llamó para comunicarle que todo se había liado y que no podría ir. Y le dijo que no se preocupara, que disfrutase del país centroamericano y que un grupo de amigos que él tenía allí estarían encantados de enseñarle la capital. La joven fue al encuentro de los compinches de su novio. En efecto, le mostraron las maravillas del país.
Ganada su confianza, aquellos hombres le hicieron entrega de una hamaca típica de Costa Rica con el fin de que se la llevara como regalo a Nilson, pues le haría muchísima ilusión.
La joven regresó a España. Ya en el aeropuerto, la Guardia Civil encontró en el armazón de la hamaca 2.839 gramos de cocaína.
Los agentes llevaron a la joven a las dependencias policiales de la terminal. Y allí explicó, paso a paso, cómo había llegado la hamaca a sus manos. Luego les dijo que Nilson había quedado en esperarla en el aeropuerto. Entonces, los agentes le pidieron que buscase entre la gente a su pareja. Lo encontró esperándola. Fue cuando varios policías se echaron encima de Nilson. Y ambos a la cárcel. Ella, 15 meses. Él, para quedarse diez años más.